Cuando nos lanzamos a emprender, a apostarle a esa idea que se creó en el vacío, experimentemos una mezcla de motivaciones: el éxito, el reconocimiento, la estabilidad económica. Sin embargo, estos deseos son muchas veces externos y están impulsados por lo que se espera de nosotros o por comparaciones con los logros de otros. A esto lo llamaremos el “deseo del ego”.
El problema con el deseo del ego es que puede agotarse, dejándonos en un estado de frustración cuando los resultados no se dan.
Aquí es donde entra el verdadero deseo, el deseo del corazón, que es una llamada interna, que va más allá del éxito superficial o de la validación externa. Es el deseo que realmente enciende la creación, pues viene de la esencia misma de quienes somos.
Pero, ¿Cómo podemos identificarlo? Si al pensar en tu proyecto o en tu empresa, sientes una mezcla de entusiasmo y paz, una conexión que va más allá de los números y las metas externas, es probable que estés alinead@ con tu deseo verdadero. Cuando emprendemos desde el corazón, el proceso se siente más natural, con una dosis de alegría y curiosidad que alimenta el viaje.
Imagina que este deseo profundo es como un orgasmo creativo. Sí, así como lo lees: un instante de máxima energía y expansión, donde todo fluye sin esfuerzo y cada idea parece tener un brillo especial. En este estado, no estamos pensando en la rentabilidad o en el “¿y si falla?”. Estamos en el momento presente, disfrutando de la creación en sí misma, llenando el vacío con nuestra propia energía.
Entonces, ¿Cómo mantenemos viva esta chispa creativa en un proyecto? La clave está en permitirnos sentir este “orgasmo creativo” cada vez que trabajamos en el proyecto. Crear espacios de pausa, reflexión y vacíos conscientes dentro del emprendimiento es esencial para mantenernos conectados con nuestro deseo original. Toma tiempo para revisitar tus intenciones y conectar con esa energía expansiva, en lugar de solo enfocarte en los resultados. Así, cada vez que vuelvas a ese vacío, lo llenarás con algo más auténtico, con una pasión que realmente alimenta tu propósito.
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