Muchas veces, confundimos pedir con desear. Deseamos muchas cosas: éxito, amor, bienestar, abundancia. Pero el deseo, si no está acompañado de una intención clara y una energía alineada, se queda en un sueño sin dirección. Lo que realmente atraemos no es lo que queremos, sino lo que nos atrevemos a pedir con confianza y determinación. Y, aún más importante, lo que pedimos está teñido por la energía desde la cual lo hacemos.
Si pides desde la carencia, el miedo, o la envidia, estás enviando al universo un mensaje de falta. Por ejemplo, si deseas abundancia económica, pero internamente sientes que no la mereces o que otros tienen más que tú, tu energía estará enfocada en la escasez. De la misma manera, si pides amor pero lo haces desde el dolor o la sensación de vacío, lo que atraerás no será el amor pleno que anhelas, sino experiencias que reflejan esas carencias internas.
Por el contrario, cuando pides desde el amor, el placer y la gratitud, tu energía vibra en sintonía con la abundancia del universo. Desde este lugar, no pides porque sientas que te falta algo, sino porque reconoces que eres digno de recibir más de lo que ya tienes. Esta vibración elevada no solo atrae aquello que deseas, sino que también te ayuda a recibirlo con plenitud y gratitud.
Es por ello, que la clave está en cómo pedimos, pues, pedirle a la vida es un acto de conexión contigo mismo y con el universo. No se trata solo de pronunciar palabras o establecer metas, sino de alinearte con la energía de aquello que quieres manifestar. Para hacerlo, es importante cultivar un espacio interno de claridad y confianza, reconociendo tus verdaderos deseos, agradeciendo todo aquello que ya tienes, pidiendo con claridad y amor, y finalmente actuando en coherencia con lo que estás pidiendo.
Y recuerda que no se trata solo de estar pidiéndole al universo, pues hay un aspecto clave de la manifestación que debes tener en cuenta, y es la disposición para recibir. Muchas veces, nos atrevemos a pedir, pero inconscientemente bloqueamos lo que llega porque sentimos que no lo merecemos. La vida está lista para darte lo que pides, pero tú también debes estar listo para recibirlo con los brazos abiertos y sin dudas.
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