El arte de filtrar: Un trabajo interno

¿Recuerdas a nuestra amiga la coraza?

Empezaré por recalcar que no se trata de algo malo o indeseado; todo lo contrario. Es esa barrera que te permite mantener tu energía intacta frente al caos del mundo. ¿Qué sería de nosotros sin esa capa que, con delicadeza o firmeza, nos ayuda a decidir qué dejamos entrar y qué mantenemos fuera?

Ahora bien, como todo en la vida, la coraza tiene sus matices. No es cuestión de quitársela del todo ni de encerrarse dentro de un búnker emocional. La clave está en aprender a hacerla permeable, ajustable, flexible. Es decir, convertirla en una herramienta que te sirva para conectar sin perderte y para amar sin sentir que te desmoronas.

Este filtro es crucial para las relaciones, porque no todo ni todos merecen entrar en tu espacio más íntimo. Sin embargo, un filtro demasiado rígido puede impedirte recibir lo bueno, mientras que uno demasiado abierto te deja vulnerable a cualquier cosa que pase.

Por ejemplo, imagina que alguien importante en tu vida – tu pareja, tu amigo más cercano o incluso tu mamá – quiere acercarse, pero tú tienes una coraza tipo “Fortaleza Medieval”. La otra persona podría cansarse de intentar entrar. Pero lo contrario también es un problema: si no tienes filtro alguno, terminas empapándote de emociones ajenas, expectativas, y dramas que ni siquiera son tuyos.

El secreto está en equilibrar la apertura y la protección. Permite que entren las cosas que nutren tu alma y filtra las que te desgastan. Esto es especialmente importante en las relaciones cercanas, donde los límites suelen difuminarse y, sin darnos cuenta, terminamos cargando con equipaje emocional que no nos corresponde.

El amor no exige que destruyas tu coraza; más bien, te invita a rediseñarla. Una coraza saludable no es una muralla que mantiene a todos afuera, sino una puerta con cerradura que tú controlas. En las relaciones, esto se traduce en aprender a mostrarte vulnerable sin exponerte por completo.

¿Te has preguntado por qué a veces nos cuesta tanto abrirnos emocionalmente? Es porque hemos aprendido, quizás desde pequeños, que mostrar nuestro corazón puede doler. Y duele, sí, pero también sana. La vulnerabilidad no es lo opuesto a la protección; es la parte de la coraza que dice: Te dejo entrar porque confío en que cuidarás lo que soy.

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8 comentarios en “El arte de filtrar: Un trabajo interno”

  1. Me encanta eso de la cerradura que abres y cierras, a mi me pasa que confío demasiado y me abro fácilmente y zaz! No era con las personas adecuadas… Habrá que practicar. Gracias Sajee💗

    1. Si amor, sé que es complicado al inicio, pero se hace más sencillo cada vez que empiezas a conectar con tu ser y tu cuerpo y se va haciendo tan rutinario como respirar 🥰🥰🥰

  2. Claudia Patricia Torres Torres

    Sajee gracias, tan sabia como siempre. Siempre he pensado que la vulnerabilidad es hermosa porque muestra lo que somos en realidad, seres hechos de amor, que muestra nuestra esencia. Gracias de nuevo

  3. Sajee gracias, tan sabia como siempre. Siempre he pensado que la vulnerabilidad es hermosa porque muestra lo que somos en realidad, seres hechos de amor, que muestra nuestra esencia. Gracias de nuevo

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